Esta vez pusieron la valla muy alta. Han liberado una cantidad
de crueldad y horripilancia humana pocas veces vista.
Contemplando el destrozo, la dimensión de los daños, siento la
presión, como cuando el hombre araña tiene que sostener un
autobús lleno de gente que pende de un abismo con la telaraña
de su muñeca izquierda mientras cuelga de la viga de un puente
con la telaraña de su diestra, como cuando una mujer tiene que
trabajar y al mismo tiempo ocuparse de sus hijos y su esposo,
como cuando se requiere fuerza sobrehumana. Siento la
presión en el corazón mientras comienzo a escribir y mis dedos
cada vez más rápidos intentan resolver todo esto, contrarrestar
tanto dolor con algún tipo de belleza exótica que nos haga sentir
que aún hay especies hermosas por ser descubiertas, derrames
de ríos que limpian el petróleo, apariciones cuyos resplandores
cubren tantas desapariciones. Pensando una vez más que solo
la poesía podría arreglar este desastre.
La vida ya superó a la escritura (Caleta Olivia)
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